Introducción
Primero que nada, quiero decirte que entiendo por lo que estás pasando; entiendo el tormento que es tener un trastorno de ansiedad y lo que puede significar esta experiencia continua de caos y zozobra. Pero también quiero que sepas que hay esperanza, la ansiedad es un punto de partida para ser la persona que tanto anhelas.
La ansiedad es como tener una conexión continua y en tiempo real con el futuro. Es por ello que muchas veces sentimos miedo y reaccionamos ante situaciones que aun no han ocurrido y que quizá jamás ocurrirán. Nuestros sistemas de defensa están activos todo el tiempo y ante la mínima alerta se despliegan todas las medidas de seguridad, para al final darnos cuenta que todo era un simulacro.
Es por esta razón que nuestro nivel de estrés suele estár al máximo. De hecho, muchas veces estamos al borde del colapso y cuando intentamos ejecutar una tarea por pequeña que sea, nos da un ataque de ansiedad e incluso puede resultar en un ataque de pánico.
Si te preguntas cómo es un ataque de pánico, te cuento que «Es como estár encerrado frente a un león hambriento y la única llave para salir de la habitación, está en su hocico.» Así se siente al menos para mí. Por suerte jamás he estado encerrado con un león en la misma habitación y los ataques de pánico no son mortales, aunque lamentablemente es lo que sentimos en cada episodio.
Para quienes no sufren de ansiedad quiero decirles…
Una de las mayores dificultades del trastorno de ansiedad a mi criterio, es la incertidumbre de “¿Podré sanar algún día?” y es que sentir que es nuestro fin se hace eterno y a pesar de que seguimos vivos, sentimos que morimos más de una vez.
Para nosotros todo es un peligro de alerta máxima; un accidente, un alboroto, un grito, un disparo, un cohete, un choque, una pelea, una fiesta y muchas más cosas que nadie pensaría como peligro como lo es el viento fuerte, el frio, el calor, la felicidad, la tristeza, la luz que entra en la ventana al abrir los ojos cada mañana o la noche taciturna que nos envuelve al final del día.
No es fácil temer a cosas que sabemos que son absurdas; pero es mucho más difícil cuando nuestros seres queridos o conocidos minimizan nuestro problema y lo reducen a prácticamente «nada». Si conoces a alguien con ansiedad, depresión o cualquier otra patología mental no busques un modelo de comparación. Cada quien vive y sufre diferente, pero sin duda para todos es difícil.
Nuestra mente es como una batería
Las baterías y servidores suelen mantenerse en lugares sumamente fríos para que su energía y funcionamiento sea estable. Aunque parezca increíble, nuestra mente es como un servidor y tiene su propia batería incluida, es por esta razón que mientras más fresco sea el entorno, mejor será el flujo de energía de nuestra mente y cuerpo en general.
De hecho, las personas de climas fríos suelen ser más calmas a diferencia de quienes viven en climas calurosos, los cuales suelen ser bastante proactivos.
La energía y el trastorno de ansiedad
Hablando de energía, cuando esta comienza a escasear nuestra ansiedad se dispara más fácilmente, ya que no tenemos suficiente para responder ante las situaciones y sensaciones que enfrentamos diariamente. Es por ello que necesitamos tener hábitos saludables de manera tal que nuestro ciclo de recuperación sea eficaz. Más adelante nombraré las situaciones y sensaciones que suelen tener una gran influencia en nuestra ansiedad.
El hábito del sueño es muy importante. En mi caso debo dormir 7 horas para rendir adecuadamente durante toda la jornada. De hecho, suelo sentir sueño a eso de las 8:30pm y si no me acuesto a más tardar a las 9pm entonces no logro conciliar el sueño hasta las 3 de la madrugada, lo cual implicaría tener que levantarme a eso de las 10am para cumplir con el mínimo de horas que necesito.
Algunos se preguntarán ¿Cuál es la mejor hora para dormir? ¿Qué cantidad de horas es la adecuada? Yo les recomiendo que encuentren su propio ritmo, para algunos dormir solo 5 horas es suficiente, mientras que para otros es necesario dormir 8 horas. Lo que si les puedo decir es que dormir más tiempo de lo necesario crea un efecto inverso donde en lugar de ganar energía comenzamos a perderla e incluso nos levantamos con dolores corporales y desanimo.
Es literalmente como una sobrecarga, lo que causa que nuestro cerebro para no sobrecalentarse libere un gran flujo de energía rápidamente. Es por ello que, si con 7 horas obtienes un 99% de energía, entonces al dormir 2 o 3 horas más de lo que funciona para ti en lugar de obtener un 99% de energía obtendrás un 25% a 30% menos.
Algunas de las situaciones y sensaciones que influyen en nuestra ansiedad son el entorno familiar, la pareja, el trabajo, el estudio, la depresión, el clima, las enfermedades y los pensamientos. Déjame saber en los comentarios si te gustaría que profundizara en este tema.